DOCUMENTO 1
El nuevo régimen se instauró sin causar víctimas ni daños. Una alegría desbordante inundó el
país. La República venia realmente a dar forma a las aspiraciones que desde los comienzos
del siglo trabajaban el espíritu público, a satisfacer las exigencias más urgentes del pueblo. La
sociedad española ofrecía los contrastes más violentos. En ciertos núcleos urbanos, un nivel
de vida alto, adaptado a todos los usos de la civilización contemporánea, y a los pocos
kilómetros, aldeas que aparecen detenidas en el siglo XIX. Casi a la vista de los palacios de
Madrid, los albergues miserables de la montaña. Provincias del noroeste donde la tierra está
desmenuzada en pedacitos. que no bastan para mantener al cultivador; provincias del sur y
oeste donde el propietario de 14 000 hectáreas detenta en una sola mano todo el territorio de
un pueblo. La República, como era su deber, acentuó la acción del Estado. Acción inaplazable
en cuanto a los obreros campesinos. El paro que afectaba a todas las industrias españolas, era
enorme, crónico, en la explotación de la tierra. Cuantos conocen algo de la economía española
saben que la explotación lucrativa de las grandes propiedades rurales se basaba en los
jornales mínimos y en el paro periódico durante cuatro o cinco meses al año, en los cuales el
bracero campesino no trabaja ni come. Con socialistas ni sin socialistas, ningún régimen que
atienda al deber de procurar a sus súbditos unas condiciones de vida medianamente humanas,
podía dejar las cosas en la situación en que las halló la República.
Manuel Azaña: Causas de la guerra de España
DOCUMENTO 2
MANIFIESTO DEL GENERAL FRANCO
Españoles: a cuantos sentís el santo amor a España, a los que en las filas del Ejército y la
Armada habéis hecho profesión de fe en el servicio a la Patria, a cuantos jurasteis defenderla
de sus enemigos hasta perder la vida, la nación os llama en su defensa. La situación de España
es cada día más crítica, la anarquía reina en la mayoría de los campos y pueblos; autoridades
de nombramiento gubernativo presiden, cuando no fomentan, las revueltas: a tiros de pistolas
y ametralladoras se dirimen las diferencias entre los ciudadanos que alevosa y traidoramente
asesinan sin que los poderes públicos impongan la paz y la justicia. (...)
¿Es que se puede consentir un día más el vergonzoso espectáculo que estamos dando al
mundo? (...). Españoles: ¡Viva España! ¡Viva el honrado pueblo español!
Tetuán, 17 de julio de 1936
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